Estudio del Escriba Valdemir M Menezes
CAPÍTULO 10
TRASTORNOS MENTALES ORGÁNICOS
Andrés CÁCERES
José ALVA
CONCEPTO
La
Décima Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10), de 1992, de la OMS,
considera como Trastornos Mentales Orgánicos (TMO) a un amplio, variado y
complejo conjunto de desórdenes psicológicos y conductuales que se originan
en una pérdida o anormalidad de la estructura y/o función del tejido
cerebral. Fueron llamados anteriormente síndromes orgánicos cerebrales.
Esta
disfunción puede ser calificada como primaria, en el caso de
enfermedades, lesiones o daños que afectan el cerebro de un modo directo y
selectivo, o secundaria, cuando otras enfermedades sistémicas o
alteraciones orgánicas determinan el mal funcionamiento cerebral. Los
trastornos cerebrales secundarios al consumo de sustancias (incluyendo
alcohol), lógicamente, pertenecen a este grupo, pero por conveniencia
taxonómica se les considera en una sección aparte.
La Asociación
Psiquiátrica Americana (USA) en 1994, en su cuarta revisión de los trastornos
mentales (DSM IV), propone que el término mental orgánico no sea usado, pues
parecería implicar el concepto erróneo de que algunos desórdenes mentales no
incluidos en este grupo, como la esquizofrenia, la psicosis maníaca, y otros,
no estarían relacionados con procesos o factores biológicos.
SINTOMATOLOGÍA
Se
distinguen dos categorías de síntomas:
a) Síntomas
básicos o propios del trastorno. Tales son:
-
Alteraciones del estado de la conciencia: incapacidad para fijar la atención
y desorientación en todas las esferas.
-
Alteraciones cognoscitivas: compromiso de la memoria reciente, deterioro
intelectual, mengua del juicio y comprensión.
-
Alteraciones de la afectividad: pérdida del control afectivo, labilidad
emocional.
b)
Síntomas
accesorios
o facultativos (que pueden o no presentarse), se vinculan al funcionamiento
de la personalidad premórbida y a conflictos psicosociales actuales. Pueden
ser:
- Compensatorios,
como respuesta de adaptación a los síntomas primarios, tales como el
aislamiento, la perseveración, el orden exagerado, la fabulación. De fallar
este intento de adaptación pueden presentarse actitudes inadecuadas de
dependencia, regresión, negación de la enfermedad, rechazo al tratamiento, u
otros que suelen llevar a un estado de invalidez.
Síntomas
de tipo neurótico; como ansiedad, depresión, fobias, obsesiones; o de tipo
psicótico, como ideas delusivas, generalmente de contenido paranoide,
pseudopercepciones, u otros. Esta sintomatología se presenta mayormente con
síntomas primarios leves o moderados.
CLASIFICACIÓN
Atendiendo
al tipo de síntomas los T.M.O. pueden diferenciarse en dos grupos
principales:
a) Con
predominio de síntomas básicos, en los cuales destacan los disturbios de las
funciones cognoscitivas (memoria, inteligencia, capacidad de aprendizaje) o
los del sensorio (alteraciones de la conciencia y atención).
b) Con
predominio de sintomatología accesoria o facultativa, en los cuales las
manifestaciones cognoscitivas o sensoriales son mínimas o difíciles de
comprobar, siendo lo más destacable las alteraciones de la percepción
(alucinaciones), del contenido del pensamiento (ideas delusivas), del humor y
de las emociones (depresión, euforia ansiedad), o de los rasgos generales de
la personalidad y formas del comportamiento.
De un
modo más específico, la CIE-10 establece las siguientes entidades clínicas:
1.
Demencia
2.
Delirium
3.
Síndrome amnésico
4.
Alucinosis orgánica
5.
Trastorno catatónico orgánico
6.
Trastorno delusivo orgánico
7.
Trastorno afectivo orgánico
8.
Trastorno de ansiedad orgánico
9.
Trastorno disociativo orgánico
10.
Trastorno de labilidad emocional orgánico
11.
Trastorno cognoscitivo leve
12.
Trastorno orgánico de la personalidad y del comportamiento
13.
Trastorno mental orgánico o sintomático sin especificación
Según
Lipowski, la Demencia y el Delirium, son síndromes con alteración simultánea
y global de todas las funciones cognoscitivas, aunque no en el mismo grado, debido
a patología cerebral difusa.
Los
síndromes amnésicos, alucinosis y trastorno de la personalidad y del
comportamiento de origen orgánico, pueden ser selectivos o parciales de
acuerdo a la anormalidad o menoscabo psicológico dominante. La etiología es
más focal que difusa y tiene un cierto valor diagnóstico de localización e
implicancia terapéutica, para compensar este defecto circunscrito.
Los síndromes
delusivos, afectivos y otros, pueden no tener rasgos evidentes de organicidad
(síntomas primarios), pero se les vincula a un trastorno orgánico por que la
presencia de una enfermedad sistémica, daño o disfunción cerebral se
relaciona con su inicio, desarrollo y recuperación. Si desaparece el factor
orgánico desaparece la sintomatología.
El
DSM-IV señala dos grandes grupos de trastorno de causa orgánica:
1.
Delirio, demencia, trastornos y otros desórdenes cognitivos, señalando sus
variedades, y
2. Trastornos
mentales debidos a un Estado Médico General
DESCRIPCIÓN
CLÍNICA DE LOS TRASTORNOS MENTALES ORGÁNICOS SEGÚN LA CIE-10.
1. DEMENCIA
Viejo
término, antiguamente usado como sinónimo de locura, ahora significa síndrome
adquirido debido a enfermedad del cerebro; usualmente de naturaleza crónica o
progresiva, aunque a veces, reversible. Sin etiología específica ni trastorno
obligado de conciencia, hay un déficit más o menos global y de diverso grado
de las funciones cognoscitivas, que son las que permiten el procesamiento de
la información mental mediante la obtención, almacenamiento, organización y
utilización del conocimiento intelectual. Este déficit es, a veces, precedido
o acompañado por un deterioro del control emocional y alteraciones en la personalidad.
Puede darse junto a un estado de delirium, aunque en otros casos, mientras
aquel no desaparezca, no debe hacerse diagnóstico de demencia.
Los
síntomas fundamentales son:
-
Pérdida global de la capacidad intelectual premórbida, en grado tal
que causan una mengua en el adecuado funcionamiento social y laboral; hay
pérdida del pensamiento abstracto (interpretación concreta de refranes,
incapacidad de establecer similitudes y diferencias), dificultades en la
comprensión de palabras y razonamiento y, además, reducción en el flujo de
ideas.
-
Deterioro de la memoria reciente (incapacidad de registro, almacenamiento y
recuperación de nueva información, por ejemplo, incapacidad de recordar 3
objetos después de 5 minutos), el cual tiene gran importancia clínica por ser
uno de los primeros síntomas en aparecer y se manifiesta, usualmente, en
olvidos de números, de direcciones, conversaciones, citas, etc.;
posteriormente, en casos severos, se pierde también información vinculada al
pasado del paciente (ocupación, aniversarios familiares, etc.) Estos
trastornos llevan a desorientación, primero en el tiempo, y
posteriormente en el espacio y persona.
- Mengua
del juicio y pérdida del control de impulsos y emociones, especialmente
cuando hay compromiso de los lóbulos frontales, que se expresa en incapacidad
para hacer planes razonables frente a problemas diversos, lenguaje grosero,
bromas y conducta inadecuados; descuido del aspecto personal y del
cumplimiento de normas sociales.
-
Cambios en la personalidad, sea con acentuación de sus rasgos (irritable,
histriónico, compulsivo, etc.) o alteración de los mismos (de activo y
sociable a retraído y aislado; de meticuloso y ordenado a descuidado, etc.).
- Aunque
no hay alteración de conciencia, existe dificultad en variar el foco de
atención de un tópico a otro, siendo por tanto difícil atender más de un
estímulo a la vez, fracasando en la conversación con varias personas.
- Puede
acompañarse de alteraciones de las funciones corticales superiores tales como
afasia, apraxia, agnosia y dificultad constructiva, las que tienen cierto
valor para localizar la disfunción cerebral.
1.1
Inicio, Curso y Pronóstico. Al comienzo o en casos leves, la
sintomatología se presenta sólo en situaciones que requieren un alto
rendimiento intelectual y suelen aparentar un mero estado de fatiga o
frustración que conduce al abandono de tareas.
En la
práctica se considera demencia cuando el trastorno comienza a los 18 ó más
años, aunque teóricamente puede comenzar a cualquier edad por lesión de un cerebro
previamente normal. A menor edad, debe diferenciarse del retardo mental. Rara
vez comienza antes de los 40 años; es más frecuente a partir de los 60, y más
aún, en la vejez. En los países desarrollados, con numerosa población
anciana, la incidencia de demencia se está incrementando generando un grave
problema de salud pública.
La forma
de comienzo puede ser brusca, a raíz de un paro cardíaco, de un traumatismo
encéfalo craneano o una encefalitis; con mayor frecuencia es insidiosa o
gradual como en la enfermedad de Alzheimer, enfermedades cerebro vasculares o
hipotiroidismo. La OMS postula el criterio de que para hacer un diagnóstico
clínico confiable de demencia, los síntomas y pérdidas anteriormente
descritos deben tener por lo menos 6 meses de evolución.
La
intensidad de la sintomatología clínica no está en relación directa con el
grado de daño cerebral; los trastornos cognoscitivos pueden, en cierto grado,
modificarse y compensarse. Diversos factores, tales como un buen nivel
premórbido de inteligencia, una buena adaptación psicosocial, sin estrés,
ansiedad o depresión, o un ambiente motivador y de apoyo, pueden hacer
pasar desapercibido un severo daño cerebral; la aparición de la
sintomatología, es decir, la descompensación cerebral, puede ocurrir luego de
una jubilación, retiro, despojo de bienes, desamparo u otras situaciones.
El curso
puede ser:
- Con
frecuencia progresivo e irreversible, sea continuo (enfermedad de Alzheimer)
o escalonado (demencia por múltiples infartos)
-
Reversible, mejorando gradualmente en semanas, meses o años en relación con
la etiología y el tratamiento.
-
Estacionario
1.2
Etiología y Clasificación. Según la zona de alteración funcional pueden ser
corticales o subcorticales; y, según la etiología, vasculares o no
vasculares.
Tomando
en cuenta estas 4 condiciones, se puede clasificar todos los tipos de
demencia. Las más importantes, por su mayor frecuencia son:
a)
Enfermedad de Alzheimer. Es una demencia cortical no vascular (más o menos
un 50% de todas las demencias) cuya etiología, aún no bien comprendida, lleva
a un trastorno degenerativo primario cortical con lesiones histopatológicas
muy características, a veces con un factor hereditario importante (las de inicio
precoz y evolución más rápida). Se inicia en las edades presenil y senil, y
su frecuencia aumenta en relación con la edad; su curso es progresivo e
irreversible y lleva a la muerte; al comienzo hay una precoz alteración del
lenguaje (afasia) que es, quizá, anterior a los trastornos de memoria y al
deterioro intelectual; el diagnóstico se hará descartando otros tipos de
demencia, sean de origen vascular o asociadas a otras enfermedades
sistémicas, intoxicaciones, etc. No tiene tratamiento específico.
b) Demencia
vascular.
Ocupa el segundo lugar en frecuencia. Es una demencia vascular, cortical y
subcortical. Anteriormente se le llamó, impropiamente, arterioesclerótica.
Para su diagnóstico es necesario evidenciar, por exámenes auxiliares de
neuroimagen, un daño cerebrovascular, principalmente múltiples infartos que
comprometen la corteza y también la sustancia blanca; por ejemplo,
tromboembolias de las pequeñas arterias penetrantes de la cerebral media que
van a los ganglios basales y lóbulos frontales y que determinan signos y
síntomas focales neurológicos. Clínicamente, el inicio es brusco y el
deterioro escalonado y desigual (recuperación de los episodios iniciales pero
acumulación gradual de déficit neurológicos hasta llegar a la demencia) la
conciencia de enfermedad y la capacidad de juicio y personalidad pueden estar
relativamente conservadas. Suelen presentarse, además: hipertensión arterial
y soplos carotídeos; labilidad emocional y estados depresivos (especialmente
si los infartos son más en el hemisferio izquierdo y en el lóbulo frontal); y
episodios transitorios de confusión o de delirium.
Las
demencias tipo Alzheimer y la vascular resultan muy difíciles de diferenciar
sólo por el examen clínico. Ambas entidades pueden coexistir en un mismo
paciente.
c)
Demencias debidas a otros trastornos médicos. Pueden comenzar
en cualquier período de la vida, pero rara vez en la edad avanzada. Deberá,
descartarse las demencias de Alzheimer y vascular así como la existencia de
una depresión mayor. Está asociada temporalmente con el comienzo,
exacerbación o remisión del trastorno médico del cual depende y cuya
etiología puede ser debida a:
-
Alteraciones estructurales en el cerebro, focalizadas o difusas, tales como
en las enfermedades de Parkinson, Huntington o Pick, en tumores cerebrales,
hematoma subdural, hidrocéfalo de presión normal u otros.
-
Infecciones por virus (SIDA) y otras debidas a parasitosis cerebral.
- Abuso
de alcohol y drogas.
-
Traumatismos encéfalocraneanos.
- Otros
trastornos médicos generales, endocrinos, nutricionales, renales o hepáticos.
1.3
Diagnóstico diferencial. Se hará con el delirium, la esquizofrenia, los
desórdenes afectivos mayores y la pseudodemencia psicógena y depresiva.
Teniendo en consideración las características clínicas de estos cuadros, se
diagnosticará demencia sólo cuando la severidad del deterioro intelectual
interfiera con un buen funcionamiento social u ocupacional.
00000000000000000000000000000000000000000
2. DELIRIUM
SíndrEme
transitorio que tiene una duración de horas o días, mayormente una
semana, rara vez un mes, cuyo síntoma fundamental es un estado de anublamiento
o entorpecimiento de la conciencia, es decir, una dificultad de
identificar y reconocer el entorno, de estar vigilante. Aunque el paciente
está despierto responde a los estímulos en forma inadecuada; como
consecuencia hay desorientación en el tiempo, lugar, persona,
dificultad en fijar la atención, mantenerla o cambiarla voluntariamente,
siendo fácil la distracción por estímulos irrelevantes; hay incapacidad de
registro en la memoria reciente, por lo cual, pasado el síndrome, habrá una laguna
amnésica de lo sucedido, total o parcial, según las fluctuaciones del
trastorno. El pensamiento es fragmentado e inconexo (lenguaje incoherente,
embrollado).
Con
frecuencia hay psicopatología accesoria:
-
Alteraciones perceptivas del tipo de falsos reconocimientos, ilusiones,
alucinaciones (frecuentemente visuales).
-
Interpretación delusional de la realidad.
-
Estados emocionales inadecuados sin control de impulsos; por ejemplo, miedo e
intento de huida creyendo reconocer algún peligro; ira y agresión ante
presuntas amenazas; estados de euforia, depresión, etc.
-
También son frecuentes disturbios del ciclo sueño-vigilia, con insomnio en
las noches y agravamiento nocturno del síndrome y somnolencia en el día;
pesadillas, pensamiento oniroide (ensueños en vigilia).
La actividad
motora puede ser de hiperactividad (inquietud, agitación), como sucede en
el delirium tremens por abstinencia alcohólica o en la suspensión brusca del
consumo de barbitúricos en un paciente dependiente; otras veces, es
hipoactividad, con apatía y somnolencia que puede llegar al estupor; en
realidad, son los polos de un continuum que va de un aumento del
"despertar" del sistema reticular activador a una disminución del
mismo, pero en ambos casos, con desorganización de la actividad cortical y
pérdida de la claridad de conciencia y de los procesos de información.
Los síntomas
neurológicos son relativamente escasos; puede presentarse tremor,
mioclonía, trastornos afásicos y signos autonómicos como taquicardia,
sudoración, vasocongestión facial, hipertensión arterial, y otros.
2.1
Inicio, Curso y Pronóstico. Un delirium puede comenzar con síntomas
prodrómicos de ansiedad, inquietud, hiperestesia sensorial (luz, ruidos),
dificultad para pensar, insomnio. Evoluciona en forma intermitente, es decir,
fluctúa, aún en el mismo día; típicamente es más pronunciado en la noche; hay
intervalos de mayor lucidez, durante minutos u horas en que el paciente está
más atento y vinculado al ambiente.
El
pronóstico puede ser:
-
Recuperación completa de la función premórbida.
- Muerte
en relación a una evolución negativa de los factores causantes del delirio.
-
Transición hacia la demencia u otro síndrome orgánico, cuando el trastorno
cerebral se hace persistente.
- Rara
vez evoluciona hacia otro trastorno psiquiátrico no orgánico, como psicosis
paranoide o esquizofrenia.
Para referirse
al delirium, algunos autores emplean los términos Síndrome Cerebral Agudo,
Psicosíndrome Agudo, Estado Confusional Agudo, Encefalopatía Metabólica (que
deben ser considerados como sinónimos).
2.2
Etiología.
Al igual que en otros T.M.O., la etiología del delirium es multifactorial
(ver Etiopatogenia).
Son factores
predisponentes:
-
Historia de delirium previo.
-
Inmadurez o senilidad del cerebro. (aunque puede presentarse a cualquier
edad). Es más frecuente en niños y después de los sesenta años.
-
Antecedentes de lesión cerebral.
-
Dependencia a drogas, alcohol o ambos.
Son factores
orgánicos causales:
-
Intracraneales: epilepsia, alteraciones cerebrales, traumáticas, infecciosas,
neoplásicas y vasculares.
-
Extracraneales: ingestión y supresión de drogas como el alcohol,
tranquilizantes, hipnóticos, agentes psicotrópicos (especialmente
anticolinérgicos); muchas drogas de uso médico general para el tratamiento de
la hipertensión, convulsiones, parkinson; glucósidos cardíacos, cimetidina,
insulina, esteroides, y otros; envenenamiento por monóxido de carbono y
metales pesados.
-
Disfunción endocrina, hipo o hiperfunción, de las glándulas pituitaria,
páncreas, adrenal, paratiroides, tiroides.
-
Enfermedades no endocrinas, del hígado (encefalopatía hepática), renales y
del tracto urinario (encefalopatía urémica), pulmonares (hipoxia), del
sistema cardiovascular (fallas cardíacas, arritmias, hipotensión).
Déficit
de tiamina.
-
Infecciones sistémicas con fiebre y sepsis.
-
Desequilibrio electrolítico de cualquier causa.
- Estado
post operatorio.
2.3
Diagnóstico diferencial. Se hará con los estados psicóticos, que
frecuentemente presentan sintomatología similar. Delirium y psicosis pueden
coexistir en un mismo paciente, y es necesario insistir en la búsqueda de los
síntomas primarios. También un desorden disociativo puede simular delirium,
pero en el examen psicológico y psicopatológico siempre se detectan
inconsistencias que orientan el diagnóstico. Un EEG normal excluye el
delirium.
Lipowsky
cree útil reconocer un síndrome intermedio entre la demencia y el delirium,
el ESTADO AMNÉSICO CONFUSIONAL SUBAGUDO, en el cual, en ausencia de
anublamiento de la conciencia o sólo con un compromiso moderado de la misma,
ocurre una constelación global de déficit cognoscitivo que, no obstante su
comienzo insidioso y curso continuo, es potencialmente reversible. Basados en
estas características, algunos autores la han denominado demencia
reversible (ver capítulo de psicogeriatría). Este síndrome se presenta
con mayor frecuencia después de trastornos cerebrales agudos tales como
traumatismo encéfalo craneano, hemorragia subaracnoidea, encefalitis o en
aquellos de forma insidiosa y crónica como complicaciones de la anemia
perniciosa, lesiones expansivas intracraneales de crecimiento lento,
hipotiroidismo, hidrocéfalo de presión normal, enfermedades hepáticas o
renales, intoxicación crónica por barbitúricos, bromuros o plomo, etc.
3. SÍNDROME
AMNÉSICO ORGÁNICO
Es un
trastorno selectivo o circunscrito a las funciones de la memoria reciente y
remota, con un grado variable de severidad. No hay alteración del estado de
conciencia (delirium) ni deterioro intelectual (demencia).
El
trastorno de la memoria reciente o de corto plazo determina marcada
incapacidad para aprender nueva información (después de unos minutos se
olvida un nombre y una dirección, una oración o secuencia de pares de palabras);
no se recuerdan hechos comunes y corrientes sucedidos en el transcurso de
días y semanas (amnesia anterógrada). Como consecuencia, hay desorientación
en el tiempo.
La
alteración de la memoria remota o de largo plazo impide el recuerdo de
lo aprendido en el pasado (amnesia retrógrada), se olvidan acontecimientos
personales, familiares, históricos; sin embargo, se recuerda mejor lo más
antiguo, y la extensión temporal del período amnésico disminuye cuando el
proceso patológico subyacente tiende a recuperarse.
La memoria
inmediata o de fijación (repetición de dígitos) está conservada. Hay un
síntoma asociado frecuente: la confabulación o falsificación del
recuerdo, que consiste en recordar como verídicos, datos incorrectos, relatos
de acontecimientos no sucedidos, a veces fantasías obviamente falsas. La
confabulación suele ser transitoria y evoluciona en forma diferente a la
amnesia (se ha sugerido para este síntoma una disfunción del lóbulo frontal).
También se puede presentar pérdida del insight (comprensión) del marcado
déficit de memoria que el paciente trata de minimizar, racionalizar y aún
negar. El afecto suele ser superficial, o mostrar apatía y pérdida de la
iniciativa.
3.1
Inicio, Curso y Pronóstico. Varían según la causa del trastorno; la
enfermedad puede ser transitoria, con recuperación total o parcial, o
persistente, irreversible y aún de curso progresivo.
3.2
Etiología.
Este síndrome es causado por un daño o disfunción focal del sustrato orgánico
de la memoria: sistema hipotalámico-diencefálico o la porción medial del
lóbulo temporal (cuerpos mamilares, fórnix, hipocampo). Los agentes patógenos
pueden ser: deficiencia de tiamina, frecuente en el alcoholismo crónico
(acompañado de neuropatía periférica constituye el síndrome de Korsakov), enfermedades
que comprometan bilateralmente al hipocampo (a menudo postencefalitis,
meningitis tuberculosa, trauma cerebral, infarto de la región temporal por
trombosis o embolias), anoxia cerebral (intento de ahorcamiento, paro
cardíaco, complicaciones anestésicas, intoxicaciones por CO2, hemorragias
subaracnoidas, etc.). Un síndrome amnésico de lenta evolución puede sugerir
un tumor cerebral o enfermedad de Alzheimer.
3.3
Diagnóstico diferencial. El síndrome amnésico debe diferenciarse de los
trastornos psicógenos de la memoria (estados disociativos de amnesia y fuga),
caracterizados por sólo amnesia retrógrada con cierta pérdida de la identidad
personal y desencadenados por conflictos emocionales.
4. ALUCINOSIS
ORGÁNICA
Trastorno
con sintomatología única y fundamental de alucinaciones, ya sea auditivas,
visuales, táctiles u olfatorias, causado por un factor orgánico específico.
Su evolución es recurrente o persistente. No se diagnosticará alucinosis
orgánica cuando haya un estado de delirium, demencia, esquizofrenia o
trastorno afectivo mayor. El síndrome se considera psicótico cuando
hay convicción de que las alucinaciones son reales e influyen en el
comportamiento del sujeto; y, no psicótico, cuando hay conciencia de
que son causadas por un mal funcionamiento cerebral. Puede haber
fluctuaciones entre ambas situaciones.
La
alucinosis puede presentarse en alteraciones de los órganos sensoriales, como
cataratas bilaterales, glaucoma y otoesclerosis, generalmente ya tratadas y
con una enfermedad cerebral concomitante; suelen ser crónicas, pero serán de
breve duración si son consecuencia de un trastorno sensorial pasajero. Las
alucinaciones auditivas, son las más frecuentes; se presentan en el
alcoholismo crónico (alucinosis alcohólica). Las alucinaciones visuales pueden
presentarse en lesiones cerebrales focales de la región cortical
(parieto-occipital) derecha, en tumores del nervio óptico y del quiasma; por
abuso de alucinógenos (LSD, mescalina), junto a distorsiones de la imagen
corporal y sinestesias; por efecto tóxico de medicamentos como la levodopa,
propanolol, efedrina, cocaína, anfetamina, etc.; en enfermedades como la
migraña y arteritis temporal. Las alucinaciones visuales pueden estructurarse
en forma de escenas con pequeñas figuras humanas (liliputienses) o de
animales. Las alucinaciones táctiles son menos frecuentes. En la epilepsia
llamada del lóbulo temporal, las alucinaciones auditivas, visuales o ambas
pueden ser lo más destacado, y ser paroxísticas (como parte de un ictus) con
cierto grado de compromiso de conciencia.
El curso
y pronóstico depende de la patología cerebral subyacente; puede durar
días o semanas o tener un curso crónico.
El diagnóstico
diferencial se hará con el delirium, la demencia, el síndrome delusional
orgánico, la esquizofrenia, los trastornos disociativos, los síndromes
afectivos en los cuales con frecuencia hay síntomas alucinatorios. Hay que
tener en cuenta las características específicas de estos cuadros, y que en la
alucinosis orgánica siempre debe encontrarse datos clínicos o auxiliares de
daño orgánico cerebral.
5. TRASTORNO
CATATÓNICO ORGÁNICO
Presenta
leves alteraciones en el área cognitiva, siendo lo más característico la
presencia de síndromes catatoniformes (estupor, agitación, estereotipias,
negativismo). Las encefalitis y las intoxicaciones con monóxido de carbono
son los factores etiológicos más frecuentes en este trastorno.
El diagnóstico
diferencial debe hacerse con la esquizofrenia catatónica en la que no
suelen encontrarse trastornos cognitivos ni enfermedades orgánicas
concomitantes.
6. TRASTORNO
DELUSIVO ORGÁNICO (esquizofreniforme)
Se
caracteriza por el predominio de delusiones, generalmente de contenido
paranoide, sin compromiso de conciencia y con evidencia de factores
orgánicos. Como síntomas secundarios puede observarse (no siempre) moderada
alteración de la cognición, manifestaciones esquizofreniformes como
perplejidad, excentricidad en el vestir y lenguaje incoherente; además,
anormalidades psicomotoras como hiperactividad o apatía, conducta ritualista
o estereotipada. Si el síndrome es causado por el uso de sustancias químicas
como las anfetaminas, las delusiones pueden ser sistematizadas. Se observa
también en enfermedades generales que afectan el SNC, tales como en la
epilepsia del lóbulo temporal, Corea de Huntington y lesiones del hemisferio
no dominante. La aparición de un cuadro delusivo que por primera vez debuta
en la edad media de la vida, impone descartar casualidad orgánica cerebral.
El diagnóstico
diferencial se hará con la esquizofrenia paranoide y con los estados
paranoides no orgánicos, en base a la historia clínica, las pruebas
psicológicas, y otros exámenes auxiliares que puedan evidenciar un factor
orgánico específico.
7. TRASTORNO
AFECTIVO ORGÁNICO
Trastorno
caracterizado por variaciones del estado de ánimo, ya sea depresión o manía,
motivado por factores orgánicos cerebrales. No hay demencia, delirio,
alucinosis ni delusiones. De intensidad variable, puede llegar a tener
manifestaciones psicóticas moderadas o severas. A veces, es difícil
diferenciarlo de un episodio afectivo mayor. Pueden asociarse,
ocasionalmente, alucinaciones y delusiones.
Se suele
presentar:
- En un
número apreciable de enfermedades generales que actúan como agentes
etiológicos de cuadros depresivos o maníacos: hipotiroidismo, Síndrome de
Cushing, Síndrome de Addison, hepatitis, anemia, desnutrición, carcinoma,
procesos infecciosos generales como tifoidea o tuberculosis; también en
trastornos cerebrovasculares.
- Por
uso de medicamentos: reserpina, clonidina, metildopa, cortisona,
anfetamínicos, antidepresivos tricíclicos, IMAOS, ansiolíticos, fenotiazinas
y otros antipsicóticos.
- Por
uso de sustancias psicoactivas. En nuestro medio: pasta básica de cocaína,
cannabis, clorhidrato de cocaína, inhalantes, alcohol, y alucinógenos.
Los
síntomas afectivos se explican como una respuesta psicopatológica producida
por la interferencia directa de los procesos bioquímicos y neurofisiológicos
que regulan el estado de ánimo.
El diagnóstico
diferencial se hace con los otros trastornos afectivos, en base a la
historia clínica y a la evidencia del factor orgánico específico.
8. TRASTORNO DE
ANSIEDAD ORGÁNICO
El
cuadro es similar al de Trastorno de Pánico o de Angustia Generalizada pero
en este caso la sintomatología es causada por un factor orgánico específico
que debe determinarse. El diagnóstico no se hará en estado de Delirium.
Generalmente se debe a factores endocrinos o uso de sustancias psicoactivas;
por ejemplo, hipo o hipertiroidismo, feocromocitoma, hipoglicemia o
hipercortisolismo, intoxicación por drogas estimulantes, alcohol o
tranquilizantes; tumores cerebrales localizados en la zona del tercer
ventrículo o cercanos a él y en epilepsia de origen diencefálico. Otras
causas pueden deberse a embolia pulmonar, enfermedad pulmonar obstructiva
crónica, intolerancia a la aspirina, enfermedad del colágeno y brucelosis.
Deficiencia de B12, enfermedad desmielinizante e intoxicación por metales
pesados, son causas menos probables de cursar con angustia como único
síntoma, pero tal eventualidad puede ocurrir.
El diagnóstico
diferencial se hará con los Trastornos de Angustia o de Pánico
verdaderos, tan frecuentes en psiquiatría pero que no reconocen una etiología
orgánica.
9. TRASTORNO
DISOCIATIVO ORGÁNICO
Presenta
diversas disfunciones cognoscitivas, entre las cuales destaca la pérdida
parcial o completa de la integración normal entre ciertos recuerdos del
pasado y la conciencia de la propia identidad, de manera que la información
que se recibe no se integra al resto de la experiencia. Suele presentarse en
conexión etiológica con los más diversos trastornos médicos (intoxicaciones,
traumas, tumores, etc.).
Se debe
hacer el diagnóstico diferencial con el trastorno disociativo, siendo
un dato importante la personalidad premórbida y la presencia o ausencia de
enfermedad orgánica.
10. TRASTORNO DE
LABILIDAD EMOCIONAL ORGANICO
Se trata
de un estado caracterizado por labilidad emocional persistente y
fatigabilidad; se presenta con mayor frecuencia en la enfermedad vásculocerebral.
11. TRASTORNO
COGNOSCITIVO LEVE
Se
caracteriza por una disminución del rendimiento cognoscitivo que puede
incluir deterioro de la memoria, dificultad de aprendizaje y de
concentración; este trastorno puede preceder, acompañar o suceder a infecciones
o trastornos somáticos cerebrales o sistémicos muy diversos
12. TRASTORNO
ORGÁNICO DE LA PERSONALIDAD Y DEL COMPORTAMIENTO
Es el
conjunto de alteraciones o cambios de los rasgos de la personalidad que
pueden seguir o acompañar a una enfermedad, daño, o disfunción cerebral, a
menudo focal. No diagnosticar este síndrome es uno de los errores más serios
cometidos por un psiquiatra.
Los
cambios observables son:
Alteración
en la expresión de emociones (deficiente o excesiva). Se presenta labilidad
emocional, estados de euforia y jocosidad que pueden pasar bruscamente a la
apatía y crisis de llanto o irritabilidad y, aun, explosiones de cólera y
agresión; éstos suelen ser motivados por estímulos mínimos. Hay cierto grado
de desinhibición de impulsos y satisfacción de necesidades sin importar las
normas sociales establecidas (robos, requerimientos sexuales inapropiados,
voracidad al comer, descuido de la presencia e higiene personal, etc.).
Algunos suelen tener poca motivación e iniciativa para comenzar y completar
acciones. Los defectos cognitivos son casi exclusivos en el área de la
planificación de las propias acciones con incapacidad de valorar sus
probables consecuencias personales y sociales. Las diferentes alteraciones de
personalidad están en relación con la localización y tipo de patología
cerebral.
En
relación con factores etiológicos se ha descrito los dos siguientes
síndromes:
- Síndrome
postencefalítico. Después de una encefalitis de origen vírico o
bacteriano, puede quedar una sintomatología residual de trastornos del
comportamiento, muy variables y en relación con la edad del sujeto al momento
de la infección. A menudo es reversible.
- Síndrome
postconmocional. Se presenta después de un traumatismo encéfalo-craneano
que generalmente ha producido pérdida de conciencia. La sintomatología, muy
variada, incluye cefalea, mareo (sin vértigo), irritabilidad, cansancio, baja
del rendimiento intelectual, deterioro de memoria, poca tolerancia al stress
emocional. Los factores psicológicos son muy importantes para determinar
estados de ansiedad, depresión e hipocondría.
El curso
y pronóstico de los trastornos orgánicos de personalidad depende de la
etiología; si es transitoria (drogas u otras sustancias) o si es persistente,
secundaría a daño estructural del cerebro.
El
diagnóstico diferencial se hace con los desórdenes primarios de la
personalidad, el síndrome delusional orgánico y los desórdenes afectivos, en
base a la historia clínica, las características del cuadro y,
específicamente, por la evidencia de organicidad.
El DSM
IV distingue los siguientes tipos de trastornos orgánicos de la
personalidad:
- Lábil,
caracterizado por labilidad emocional.
- Desinhibido,
con gran dificultad en el control de impulsos.
- Agresivo,
con predominio de las pulsiones agresivas.
- Apático,
con una marcada indiferencia y apatía.
- Paranoide,
con desconfianza, suspicacia e ideación delusiva.
- Tipo
mixto, en la que se combinan los caracteres anteriores.
- Otro
tipo, cuando se manifiestan otras características.
ETIOPATOGENIA
DE LOS TRASTORNOS MENTALES ORGÁNICOS.
Lipowski
considera que la compleja manifestación del cuadro clínico se debe a la
estrecha interacción de múltiples factores inherentes a:
1. La
causa orgánica o agente
2. El
paciente o huésped y
3. El
ambiente externo
1. LA CAUSA
ORGÁNICA
Es el agente
que causa disfunción metabólica del cerebro, daño en su estructura o ambos, y
es condición necesaria para la aparición del síndrome. En su modo de acción debemos
tomar en cuenta:
1.1
Grado de fuerza.
Se refiere a la mayor cantidad o intensidad en la acción del agente: así,
el mayor grado de hipoglicemia, hipoxia, toxina circulante, etc., o la mayor
severidad de un traumatismo encéfalo craneano, aumentarán la probabilidad de
disfunción cerebral.
1.2
Simultaneidad de varios factores patógenos. Tal como sucede en
quemaduras severas, cirugía, infecciones, etc. Así, por ejemplo, en el
delirium postquirúrgico, se aúnan los factores de estrés por la intervención,
dolor postoperatorio, insomnio, medicación antálgica, desequilibrio
electrolítico, infección, fiebre y pérdida sanguínea. Factores de toxemia,
hipoxia, alteraciones del Ph sanguíneo potencian su efectividad y pueden
causar un síndrome de delirio. En un anciano, un infarto cardíaco causa
hipotensión arterial que lleva a un estado de delirium en un 13% de
casos.
1.3 Extensión o
amplitud del compromiso cerebral. El daño o disfunción cerebral
puede ser:
a). De
tipo global o generalizado, tal como en la insuficiencia metabólica cerebral
por déficit en el aporte de oxígeno, glucosa, vitaminas y otros substratos
esenciales;
o en las encefalopatías metabólicas de origen hepático, renal, pulmonar,
etc.; o en los trastornos estructurales generalizados, sean degenerativos o
vasculares y que causan los síndromes de delirium, estado confusional y/o
demencia.
b). De
tipo localizado o selectivo; así, la acción sobre la región reticular del
tallo cerebral causa entorpecimiento de la conciencia; algunas drogas y virus
tienen afinidad específica por el sistema límbico; el LSD 25 produce una
hipersincronía en el hipocampo; la falta de tiamina daña las estructuras
diencefálicas provocando un síndrome amnésico.
1.4
Modo de acción.
Si la alteración es repentina e intensa (crisis hipertensiva,
hipoglicémica, hipocalcémica) o rápidamente progresiva (invasión de una
neoplasia maligna), se puede producir grados variables de entorpecimiento de
conciencia, delirium o crisis convulsiva. Si el cambio es lento y prolongado
(crecimiento de un tumor cerebral, hematoma subdural crónico, intoxicación
crónica con barbitúricos o monóxido de carbono, hipotiroidismo crónico,
anemia perniciosa, deficiencia nutricional prolongada, procesos degenerativos
del sistema nervioso central) o si los trastornos patológicos se repiten a
menudo (traumatismos cefálicos en boxeadores, reiterados infartos cerebrales,
crisis hipoglicémicas), se presentará una psicopatología de inicio gradual y
de curso subagudo o crónico, de tipo demencia, a veces irreversible. Si el trastorno
patológico es único (intoxicación por CO2, paro cardíaco, un TEC), resultará
un grado de déficit psicológico estacionario, sea global o selectivo, que
salvo casos muy severos, puede ser compensado permitiendo una buena
adaptación y competencia. La patología de un curso irregular como en los
cuadros cerebro vasculares, resulta incierta e impredecible y en los estados
iniciales puede dar lugar a depresiones severas y/o ansiedad, a veces con
tendencias suicidas. Pueden, además, presentarse síntomas psicóticos.
2. FACTOR
HUÉSPED
Se
refiere a las variadas características de cada paciente, tales como:
2.1
Edad.
El factor etiológico tiene efectos psicopatológicos diversos según la
edad del paciente. En un niño, adolescente, o adulto joven frente a un TEC, tumor
cerebral, infección o intoxicación, son frecuentes las manifestaciones de
tipo delirium o estados confusionales, con somnolencia e irritabilidad. Los
daños irreversibles, moderados o leves tienden a causar trastornos de
conducta y déficit cognoscitivos circunscritos más que una demencia o
síndrome amnésico. Entre los 40 y 60 años se incrementa la tendencia a la
patología crónica cerebral acompañada o no de trastorno cognoscitivo. Es una
regla dictada por la experiencia clínica considerar que toda persona con más
de 40 años, que presenta un cambio de personalidad, tiene algún tipo de
enfermedad cerebral, primaria o secundaria, de inicio reciente, a menos que
se demuestre lo contrario. Después de los 60 años, en que es común un grado
variable de degeneración cortical compensado, es frecuente que en relación
con factores orgánicos o psicológicos aparezcan alteraciones cognitivas que
no se producirían con un cerebro normal. Infecciones respiratorias,
urinarias, anestesia general, deshidratación, drogas, estrés psicológico, en
un anciano, suelen causar un delirium que, si no recibe tratamiento adecuado,
puede convertirse en déficit permanente.
2.2
Grado de vulnerabilidad personal. Los mismos factores orgánicos o
de estrés psicosocial, en personas de la misma edad, determinan diferentes
tipos y severidad de respuestas patológicas según la susceptibilidad de la
persona afecta, lo que podría deberse a una predisposición genética y/o a
factores adquiridos neurofisiológicos o psicológicos; son ejemplos, la
conducta agresiva en casos de embriaguez patológica en personas con daño del
lóbulo temporal por TEC; los estados de delirium y síntomas alérgicos con
dosis terapéuticas de digoxina, antidepresivos tricíclicos, ansiolíticos,
penicilina; el delirium y alucinosis desencadenados por la abstinencia de
alcohol, barbitúricos o sedantes en personas dependientes.
2.3
Factores de Personalidad. Es evidente que muchas personas tienen una
predisposición psicológica permanente para responder con sintomatología
cognoscitiva o psicótica a una amplia variedad de factores que deterioran el
normal funcionamiento cerebral. Hay factores estructurados de la personalidad
que parece tienen importancia predisponente como aquellos relativos al campo
perceptivo cognitivo y a síntomas de ansiedad por empleo inadecuado de los
mecanismos de defensa del ego.
2.4
Patología orgánica preexistente. El antecedente de daño cerebral
de cualquier origen predispone al delirium; igualmente, la presencia de
enfermedades sistémicas crónicas renales, cardiovasculares, autoinmunes,
hepáticas o pulmonares, favorecen estados de delirium, confusionales o
demenciales. La deprivación del sueño y/o su fragmentación puede iniciar un
delirium, especialmente en ancianos.
3. FACTOR
AMBIENTE
El
exceso o defecto de la estimulación sensorial, el aislamiento social (pérdida
de contactos interpersonales), poca familiaridad con el medio circundante
(hospitalización, cambio de casa, por ejemplo) puede causar algún grado de
deterioro cognoscitivo o anormalidad de conducta en una persona con
deficiente proceso de información por daño cerebral. La población anciana es
la más vulnerable a estas influencias ambientales que pueden facilitar el
comienzo de un delirium o agravarlo.
DIAGNÓSTICO
Los
trastornos mentales orgánicos deben ser diagnósticados en clínica, con un
amplio conocimiento de su complejidad real y en forma sistemática, es decir,
siguiendo árboles de decisiones diagnósticas. Es necesario, a veces, el
trabajo conjunto del psiquiatra, médico general, neurólogo, neuropsicólogo y,
quizá, del neurocirujano. El diagnóstico tiene dos etapas:
1. Diagnóstico
Sindrómico
Por los
datos de la anamnesis y del examen mental se identificarán los síndromes
psicopatológicos de causa orgánica descritos, siguiendo los criterios
diagnósticos establecidos para cada caso, considerando no sólo el
agrupamiento de síntomas y signos específicos, sino su forma de inicio, curso
y evolución en el tiempo y su respuesta terapéutica. Se deberá establecer el diagnóstico
diferencial, con entidades clínicas que tengan sintomatología similar.
2. Diagnóstico
Etiológico
El tipo
de síndrome orienta a grandes rasgos sobre el factor causal; así, por
ejemplo, en el delirium se pensará en una alteración generalizada, bioquímica
o metabólica; en la demencia, alteraciones en la estructura cerebral; y, en
los síndromes amnésicos, de alucinosis o de alteración de la personalidad, en
una patología más o menos localizada. No hay una relación específica entre un
determinado factor etiológico y el tipo de síndrome resultante. Este puede
ser la vía final común de diversas etiologías, por ejemplo, un delirium puede
ser causado por una infección, intoxicación, alteración metabólica, TEC,
tumoración cerebral, etc.; y a la vez, un mismo factor etiológico (por
ejemplo un tumor) puede causar diversos síndromes, como delirium, demencia,
síndrome amnésico, alucinosis, trastornos de personalidad, etc.
Debe
considerarse:
2.1
Datos de amannesis.
Es importante averiguar historia de alcoholismo, consumo de drogas,
barbitúricos, trastornos de conciencia previos, (shock, paro cardíaco,
convulsiones, TEC, etc.), enfermedades metabólicas (diabetes, hipotiroidismo,
etc.), infecciones, parasitosis, intoxicación, etc.
2.2
Estudio clínico.
Comprende: examen médico general, examen neurológico, que debe incluir la
búsqueda de reflejos de prensión, succión, palmomentoniano y otros que son
muy sugerentes de alteración cerebral difusa bilateral; examen mental; cuando
sea necesario, examen neuropsicológico, especialmente de las funciones
corticales superiores (afasias, agnosia, apraxia, y otras).
2.3
Exámenes auxiliares.
a). Exámenes de
laboratorio: hematológico, bioquímica sanguínea, dosaje de hormonas,
líquido céfalorraquideo, etc. como ayuda al diagnóstico de procesos médicos
subyacentes.
b).
Electroencefalografía, convencional o computarizada, de gran ayuda para
distinguir entre delirium (fondo de actividad de ondas lentas, difusas) y
otras psicosis funcionales y trastornos episódicos. En la demencia, el EEG
presenta alteraciones precoces pero inespecíficas, y ayuda a descartar una
pseudodemencia depresiva; un cuadro de demencia bien establecido con un EEG
normal o con muy ligera alteración, nos orienta a una enfermedad de
Alzheimer.
c). Exámenes
radiológicos. La radiografía simple de cráneo da signos valiosos sólo en
muy contados casos. La tomografía axial cerebral computarizada (TAC),
simple y contrastada, es un valioso examen que ayuda a encontrar lesiones
cerebrales con desplazamiento de estructuras. Está indicada cuando el estudio
de un paciente sugiere: 1) anormalidad focal en el examen neurológico, 2) EEG
con anormalidad focal o generalizada, 3) demencia, 4) estado confusional
persistente inexplicable, 5) convulsiones, 6) historia de ataques de rabia o
conducta agresiva, 7) pruebas psicológicas que denotan organicidad, 8)
historia poco común de cefalea.
- Imagen
por resonancia magnética. Ahora más usada que la TAC, con más o menos
iguales indicaciones, es el método ideal para evaluación del S.N., tiene la
ventaja de no someter al paciente a radiación y da una imagen de mejor
definición y contraste en tejidos blandos, siendo muy útil en el diagnóstico
de hemorragias e infartos cerebrales, aún pequeños y multifocales, quistes,
etc.
- Las
pruebas psicológicas. Se empleará aquellas que permiten detectar
organicidad. No hacen el diagnóstico pero pueden confirmarlo; son útiles el
de Bender (capacidad de percibir y copiar exactamente ciertos dibujos); el de
Benton, similar pero con intervención de la memoria visual; en la prueba de
inteligencia de Weschler, la escala de memoria tendrá puntajes más bajos que
la del cociente intelectual.
- Otros
exámenes del cerebro, como el estudio poligráfico del sueño de interés en
diagnóstico diferencial (por ej. una demencia se inicia con marcada
disminución de la densidad del REM, mientras en la depresión hay gran
aumento). Actualmente existe (aunque aún no en el Perú) nueva tecnología para
visualizar la dinámica del funcionamiento cerebral mediante la inyección de
sustancias marcadas, glucosa, oxígeno, etc., como el PET (Tomografía por
emisión de Positrones)
TRATAMIENTO
El
interés creciente por el tratamiento de los T.M.O. está estrechamente
vinculado al progreso en el conocimiento de los factores etiológicos. Un
enfoque total del problema de los TMO supone tomar en consideración lo
siguiente:
a)
Prevención Primaria.
Tendiente a impedir la acción de los agentes causales sobre el S.N.C.,
tanto por educación de la comunidad cuanto por el empleo de acciones
específicas que eviten la intoxicación, infección, traumatismo, desnutrición,
etc. Son un ejemplo, la prevención de la demencia por múltiples infartos, que
en un 75% de casos se puede evitar con el control y tratamiento de la
hipertensión arterial y, también, el control de otros factores de riesgo que
pueden evitar su progreso, tales como la hiperlipidemia, diabetes,
enfermedades cardíacas y alcoholismo. La prevención del delirium tremens en
alcohólicos crónicos, mediante el uso de benzodiazepinas o neurolépticos en
los periodos de disminución o supresión del alcohol, ya que sólo en estas
circunstancias se presenta el delirium.
b)
Prevención Secundaria. Referida al diagnóstico precoz de los
diferentes trastornos orgánicos enunciados y a su tratamiento adecuado e
inmediato, según sea el caso. Se puede diferenciar dos tipos de tratamiento:
- Etiológico
o específico, referido al tratamiento, en cuanto sea posible, de los
procesos patológicos primarios causales mediante el empleo de técnicas
médicas o quirúrgicas apropiadas. En la demencia, que siempre es un proceso
patológico y no un "achaque de la vejez", hay un 10 a 15% de casos
tratables, potencialmente reversibles, (meningeomas, tumores, hematoma
subdural, carencia de B12, intoxicación farmacológica, disfunción tiroidea,
hidrocefalia, meningoencefalitis subagudas, etc.). Los casos de seudodemencia
depresiva se benefician con un adecuado tratamiento antidepresivo. En el
delirium es básico encontrar y tratar la causa médica subyacente
(enfermedades, intoxicaciones, infecciones, etc.)
- Inespecífico,
de otros factores, sintomáticos, de comportamiento y ambientales. En la
demencia, por ejemplo, tratándose de un trastorno mayormente crónico, al lado
del tratamiento médico general y de otros síntomas psiquiátricos accesorios
que puedan presentarse, es necesario conformar un equipo profesional-familiar
para
enseñar
la comprensión de la enfermedad y definir los cuidados del paciente,
considerando además los problemas psicosociales. En el delirium, por ejemplo,
es necesario cuidar un buen balance de líquidos y electrolitos, la nutrición,
etc.; tratar con psicofármacos los estados de agitación, delusiones,
alucinaciones, etc. (con frecuencia benzodiazepinas, haloperidol, con pocos
efectos cardiovasculares); crear un ambiente sencillo, sin exceso ni
privación de estímulos sensoriales (luz, ruido, etc.), con personas cercanas
al paciente para que lo orienten constantemente y lo cuiden de accidentes y
otras complicaciones.
c)
Prevención Terciaria. Se refiere a un programa de rehabilitación
psiquiátrica. Se evaluará la personalidad premórbida y el grado en que los
trastornos neuropatológicos y psicopatológicos han determinado pérdida de
capacidades, fijándose una estrategia que utilice los recursos personales y
sociales aún disponibles, con la finalidad de evitar la invalidez,
hospitalizaciones innecesarias y lograr, hasta donde sea posible, una
readaptación a la vida familiar, ocupacional y social.
LECTURAS
RECOMENDADAS
1.
SÁNCHEZ GARCÍA, J., Síndromes y Trastornos Mentales Orgánicos.
Patofisiología, tratamiento, etiología, Lima, Clínica Sesator, 1990.
2.
VELLAS, B.J., ALBAREDA, J., GARRY, P.J. (Eds) "Dementia And Cognitive
Impairments. Facts And Research". In: Gerontology 1994. Supplement.
París, Serdi Publisher, 1994.
CAPÍTULO 10: PRUEBA DE CONOCIMIENTOS
TRASTORNOS MENTALES ORGÁNICOS
1. Los
T.M.O. se originan en:
( ) Una
pérdida o anormalidad de la estructura y/o función del tejido cerebral
( ) Una
alteración sólo de neurotransmisores
( ) Una
alteración temporal del cerebro
( )
Ninguna es cierta
( )
Todas son ciertas
2. Los
síntomas básicos son alteraciones:
( ) De
conciencia
( )
Cognoscitivas
( ) Del
afecto
( ) Son
ciertas las dos primeras
( )
Todas son ciertas
3. Los
síntomas accesorios o facultativos se vinculan:
( ) Al
funcionamiento de la personalidad premórbida
( ) A
conflictos psicosociales
( ) A
respuestas compensatorias
( ) A
síntomas neuróticos agregados
( )
Todos son válidas
4. Según
Lipowski, la demencia y el delirium son síndromes con alteración simultánea y
global de todas las funciones cognoscitivas
( ) En
el mismo grado
( ) En
diferente grado
( ) Con
diferencias mínimas entre ellos
( ) La
segunda y tercera son válidas
( )
Ninguna es válida
5. El
déficit demencial suele ser precedido o acompañado por:
( ) Alucinaciones
auditivas
( )
Delusiones
( )
Deterioro en el control emocional y alteración de la personalidad
( )
Todas son válidas
( )
Ninguna es válida
6. En la
práctica, se considera demencia cuando el cuadro comienza después de:
( ) 16
años
( ) 17
años
( ) 18
años
( ) 19
años
( ) 20
años
7. La
OMS señala que, para el diagnóstico de demencia, los síntomas deben haber
tenido una presencia no menor de:
( ) 3
meses
( ) 4
meses
( ) 5
meses
( ) 6
meses
( ) 12
meses
8. La
enfermedad de Alzheimer es una demencia:
( )
Subcortical vascular
( )
Subcortical no vascular
( )
Cortical vascular
( )
Cortical no vascular
( )
Ninguna es válida
9. El
delirium evoluciona en forma:
( )
Continua
( )
Intermitente
( )
Fásica
( )
Imprevisible
( )
Ascendente
10. Lipowski
considera en su etiopatogenia los siguientes factores (señale la que no
corresponde):
( ) La
causa orgánica o agente
( ) El
paciente o huésped
( ) El
ambiente externo
( ) Son
válidas la primera y la segunda
( )
Todas son válidas
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